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Descripción

Algunas plegarias que componen este libro

Colores

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! Regalo tuyo son mis ojos; regalo tuyo son los colores que veo: colores que me llaman con una leve, insinuante voz por la mañana, con voz potente al mediodía, y con voces de júbilo al atardecer. Cada color tiene una tonalidad única. En el tono de cada color, escucho tu voz hablar un lenguaje que nadie podría traducir en palabras. Al escuchar hoy la voz de los colores, dame un corazón atento, especialmente hacia las suaves tonalidades de colores que mi corazón puede entender, aún sin poder ponerles nombre. Que ellos me enseñen la reverencia hacia todo aquello que es innombrable, como Tú. Amén.

Don de sí

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! La brisa matutina que acaricia mi frente, orejas y mejillas es tu don. Esta corriente de aire no tiene un fin ni un propósito: simplemente fluye. Su fluir es pura donación de sí. Esto es lo que quisiera que fuera mi vida toda. ¿Acaso no es así como Tú quieres que yo viva? Independientemente de lo que yo haga, mi vida pasa. No quiero dejar que se me escurra como el agua a través de la grieta de un recipiente. Quiero que mi vida fluya plenamente, y contagiar con alegría mis ganas de vivir a todos aquellos con quienes me encuentre en este día, a través de todo lo que hago. Amén.

Contaminación ambiental

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! Cuanto más atento estoy a los maravillosos ciclos de transformación en la naturaleza, tanto más me doy cuenta de cuán descuidados y crueles somos los humanos al alterar los procesos naturales, ensuciando y contaminando la Tierra, nuestro hogar. En los océanos, donde la vida se ha ido renovando a sí misma durante millones de años, los desechos plásticos forman islas de muerte. ¿Qué puedo hacer para reducir mi corresponsabilidad en este desastre? Hoy voy a dedicar unos minutos a mirar una imagen del océano, por un tiempo suficiente como para sentir gozo e indignación al mismo tiempo. La indignación me ayudará a estar listo para actuar; el gozo me inspirará a ser creativo sobre la forma en que uso y reciclo el plástico. Amén.

Asombro

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! He leído que hay tantas estrellas en el universo visible como granos de arena en todas las playas del mundo juntas. Y que cada grano de arena, a su vez, contiene más átomos que la cantidad de estrellas que contiene todo el universo. La maravilla de esta sobreabundancia a pequeña y gran escala me invita a cantarte y a alabarte. ¿Por qué? Bueno, los canarios cantan cuando están felices. El gozo hace que cada ser cante a su manera su “¡Sí!” a la Vida. El asombro agradecido es mi propio “¡Sí!” ¡Que él te alabe hoy, Vida de mi vida! Amén.

Música

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! Es a través tuyo que puedo estar en contacto con todo lo que toca mi corazón. Y nada me toca tan profundamente como la música. Gracias a la música tengo la experiencia de qué puede significar el “entenderte a Ti”, aún siendo que Tú permaneces incomprensible. Comprender algo conceptualmente es totalmente diferente de entender algo, como la música, que me “atrapa”. La entiendo poniéndome bajo su misterioso poder, que me desborda. Hoy me voy a proponer escuchar algo de música. De hecho, cuando dejo que ella me atrape, cualquier cosa puede tornarse misteriosa como la música. Dame valor para quitarme mis corazas y permitir ser tocado. Amén.