1 cuota de $75.800,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $75.800,00 |
2 cuotas de $45.063,10 | Total $90.126,20 | |
3 cuotas de $31.014,83 | Total $93.044,50 | |
6 cuotas de $16.870,55 | Total $101.223,32 | |
9 cuotas de $12.101,05 | Total $108.909,44 | |
12 cuotas de $9.842,00 | Total $118.103,98 | |
24 cuotas de $6.941,70 | Total $166.600,82 |
3 cuotas de $32.298,38 | Total $96.895,14 | |
6 cuotas de $17.787,73 | Total $106.726,40 |
3 cuotas de $32.634,43 | Total $97.903,28 | |
6 cuotas de $17.915,33 | Total $107.491,98 | |
9 cuotas de $13.405,65 | Total $120.650,86 | |
12 cuotas de $10.979,00 | Total $131.747,98 |
18 cuotas de $7.854,56 | Total $141.382,16 |
1 cuota de $75.800,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $75.800,00 |
Este libro-objeto es una experiencia sensorial y espiritual. Imágenes de la Patagonia capturadas con maestría por Diego Ortiz Mugica se entrelazan con frases de Brother David en inglés y español, creando un diálogo visual y contemplativo entre la belleza natural y la sabiduría interior.
Más que un libro, es un altar cotidiano: un recordatorio de que la vida es sagrada y está llena de maravillas. Brother David nos invita a cambiar la forma en que miramos, a dejar de lado la mirada que busca poseer y cultivar una mirada que acaricia.
Ideal para quienes quieren regalar belleza y profundidad, o para quienes desean tener en su hogar una fuente diaria de inspiración silenciosa. Es grande, de tapa dura y de calidad impecable: un verdadero objeto sagrado para la vida cotidiana.
“Imágenes de una cruda belleza, imágenes de lo sagrado: esto es lo que vimos a cada paso en nuestro peregrinar por la Patagonia, y es lo que los invitamos a ver al pasar las páginas de este libro. Para poder percibir la belleza sagrada necesitamos cambiar el modo en que miramos el mundo que nos rodea: no con un vistazo que pretende apropiarse de las cosas, sino con una mirada suave y receptiva, casi como una caricia. Lagos reflejando las formas de las nubes en constante cambio, cóndores volando en círculos en lo alto de la bóveda del cielo, siluetas de árboles recortadas contra una llameante puesta del sol… imagen tras imagen, la Patagonia nos invitó a mirar con otros ojos al caminar por su suelo, como quien pisa tierra santa”.