“Nuestros ojos se abren al carácter sorprendente del mundo que nos rodea en el momento en que despertamos y dejamos de dar las cosas por sentado. […] Lo que cuenta en el camino hacia la plenitud es que recordemos esta gran verdad: todo es gratuito, todo es un regalo. La medida en que estemos despiertos a esta verdad, será la medida de nuestra gratitud.”
En estas páginas, el Hermano David nos propone la gratitud como una actitud de vida. Nos invita a dar una mirada atenta a nuestro alrededor para descubrir que toda la realidad es un don. Nos invita también a mirar en lo profundo de nuestro corazón, donde descubrimos que somos uno con nosotros mismos, con los demás y con Dios. De este feliz descubrimiento nace la oración como respuesta agradecida a Aquel de quien todo proviene.